Dominik Szkatula: 40 años en las misiones

Hace unos meses mis responsables de la Comisión de Misiones en la Arquidiócesis de Cracovia conversaron conmigo invitándome a celebrar el 40° aniversario de mi labor misionera en el Perú. Pensé que, tradicionalmente, en esas ocasiones se destacan los 25 años y después los 50, y les respondí, con cierto humor: “Parece que Uds. no creen que llegaremos a vivir hasta el 50° aniversario”- ja, ja, ja…

Finalmente acepté y la fecha festiva cayó el domingo 4 de setiembre.

La Misa de Acción de Gracias se realizó en el Santuario de la Divina Misericordia en Cracovia – Lagiewniki a las 12.00 del mediodía. La presidió el obispo emérito y amigo Jan Zajac con la asistencia de 13 sacerdotes concelebrantes de Cracovia, uno de la frontera con Ucrania y dos de la capital Varsovia. Al iniciarse la Misa, el secretario de la Comisión de Misiones en la Conferencia Episcopal Polaca leyó la carta de congratulaciones de parte del Presidente de esta Comisión, el obispo Jan Piotrowski, quien no pudo asistir personalmente.

Al final de la Misa pude dirigirme a todos  con las palabras de agradecimiento:

“La gratitud obliga. Y por tanto esta ceremonia, es para mí una siguiente oportunidad para agradecer a Dios de todo corazón por la vocación misionera, que Dios me ha regalado, por la gente que me ayudó en su realización a lo largo de estos 40 años, por la gente que se une conmigo en este día y especialmente por todos los presentes porque quisieron compartir esta fiesta conmigo.

Pareciera, a la primera vista, que he sido yo la protagonista de esta ceremonia, pero no fue así.

En verdad, celebramos este día a mucha gente que me formaba, comenzando por mis padres, familia, los catequistas, quienes en este tiempo fueron en Polonia puros sacerdotes y religiosas. Celebramos este día a la gente que me hizo capaz de tomar una decisión tan importante y por toda la vida, la gente que me apoyaba con sus sufrimientos, oraciones y su dinero para que pudiera vivir y trabajar en las misiones.  Por supuesto, no puedo olvidar mencionar a tantos peruanos y peruanas, misioneros del Vicariato que me acogieron, asesoraron y guiaron. Así que estos 40 años los hicimos juntos. Son fruto de la comunidad. Sin Uds. No podría haber hecho hacer nada. Y el hecho de llegar a los 40 años en esta misión, significa que no nos ha ido tan mal.

A menudo he pensado que, en realidad, misioneros son todos ustedes y yo soy solamente su representante en el frente.

No sé cuánto tiempo todavía me pedirá el Señor, pero confiando en la palabras de San Pablo: “Todo lo puedo en aquel que me fortalece” (Flp 13,4),  que son el lema de mi vida y en seguida después estas: “Te basta mi gracia” (2 Cor, 12, 9), no dudo que un día feliz terminaré esta carrera misionera”.

Después de una bendición individual, que recibí de las manos del obispo Jan, todos los invitados pasamos a un banquete organizado por la Comisión de Misiones, que compartieron mis numerosos familiares, amigos y bienhechores de las misiones.

La fiesta fue muy alegre y de un excelente ambiente.  A Dios gracias.

Ah… Gabi y Anna, que fueron parte de este día con sus padres y familiares, me asustaron anunciando ahora el festejo a lo peruano. ¡Wao!  ¿Sobreviviremos?

Dominik Szkatula