La hna. Martha Reynoso se despide de Caballococha tras 25 años de misión

El domingo 30 de octubre la Comunidad Nstra. Sra. de la Merced de Caballococha dio gracias por los 25 años de presencia misionera de la Hna Martha Reynoso y pidió para que tenga un buen viaje de regreso a México donde continuará su terapia. Con mucha alegría por todo lo vivido, pero también con mucha tristeza por la despedida se celebró la misa y luego un compartir en el Salón Parroquial.

Al finalizar la misa, la Hna. Adriana, superiora de la Congregación, que está realizando su visita y la Hna. Mireya, responsable del puesto de misión, dirigieron a la Hna. Martha y a la comunidad unas sentidas y emocionadas palabras de agradecimiento.

Luego la Hna Martha se dirigió a su comunidad expresando su agradecimiento, compartiendo que se encuentra alegre y confiada en Jesús y alentando a la comunidad a seguir cuidando y acompañando a las hermanas como lo hicieron con ella y también a seguir trabajando por el Reino. Muchas lágrimas brotaban de los ojos por tanto cariño recibido de la hermana. Y también una gran confianza en Dios que es quien dirige los caminos de la misión.

Luego el P. Matías le dirigió unas palabras a la Hna Martha y le dio la bendición.

Finalizada la misa se pasó al Salón Parroquial donde la Hna Mireya fue invitando a las personas que quisieran dirigirle a la Hna Martha algunas palabras y cánticos. Muchos pasaron al frente y lo hicieron con mucha emoción. Se repetían las palabras: “la Hna Martha, conoce”, “la Hna Martha sabe por lo que paso”, “la Hna Martha estuvo presente”, “gracias Hna Martha”. Y también varios integrantes del coro le dedicaron una canción.

Finalmente se compartió un refresco animados por el cántico de las mañanitas.

¡Gracias Hna. Martha! ¡Caballococha nunca te olvidará!

 

Compartimos ahora las palabras que el P. Matías dirigió a la Hna. Martha.

 

Querida Hna. Martha:

Haber estado en el mes de mayo 15 días contigo recorriendo los barrios, la cocha y las comunidades del Amazonas ha sido una bendición. Y el haber compartido esos diez días en Iquitos escuchándote, un gran regalo.

Pude ver, y escuchar cómo te quiere tu gente y cómo los quieres. No cabe duda que en 25 años han generado una relación de amistad muy profunda. Como nos pide el Papa Francisco a los misioneros: “mientras luchamos por ellos y con ellos, estamos llamados a ser sus amigos”.

Puedo imaginar lo que siente tu corazón en este momento y es una nueva enseñanza que nos das: vivir totalmente entregada a la voluntad de Dios. Pelearle a todas las resistencias para aceptar y seguir su voluntad. Sabemos que no te quieres ir, pero nos enseñas que seguir a Jesús es lo primero. Gracias Hna Martha.

“Por ellos me santifico”. Es el camino que elegiste recorrer. Siempre junto a los más pobres y sufrientes, acompañando y acogiendo. Desde siempre cuidando y velando por los derechos de los niños, niñas y adolescentes, acompañando a las mujeres maltratadas, a los niños abandonados por papás y por papás y mamás. Albergaste y recibiste a chicas, niños y adolescentes en riesgo, también en custodia por la trata.

Escuchaste y orientaste a aquellos que sufrían a causa del narcotráfico. Acompañaste procesos judiciales. Visitaste a los que estaban presos y diste de comer al hambriento.

No le tuviste miedo al Covid y confiada en Dios salías a aliviar, a consolar, a visitar a tantos que estaban mal.

Comenzaste con el equipo de pastoral social, visitando a tantos enfermos y entregando medicamentos.

Como mujer te duele el sufrimiento de las mujeres, de aquellas especialmente víctimas de la trata. Y también el de los trabajadores cuando son explotados. Ni qué hablar del dolor de los jóvenes muertos por el SIDA.

Has trabajado por construir una fraternidad con todos, donde nadie quede excluido. Nos enseñas a ser una Iglesia que recibe y acoge con la certeza y la esperanza de que “Dios te recibe como estás, pero no te deja donde estás”. Nos enseñas a ser una Iglesia donde la misericordia se manifiesta concretamente en la tarea pastoral como nos pide el Papa Francisco en Querida Amazonía. Nos enseñas a estar a favor de la vida del pobre y a ser voz del que quieren callar.

Querida Hna, Dios nos prometió a los que dejáramos casa, padre, madre, hermanas y hermanos el ciento por uno en esta tierra. No sabemos lo que será del futuro, Dios sí. Pero aquí siempre estará tu casa, tus hijos e hijas, tus amigos y amigas. Y esta comunidad seguirá tus pasos, este camino del Evangelio de la misericordia que nos enseñaste en estos 25 años.

Gracias Hna Marta, Dios te bendice y te recompensará. Que la Virgen de la Merced te cuide y te proteja.

Matías Viñas

30 de octubre de 2022