Dos meses, dos fiestas populares, dos grandes procesiones, un pueblo que renueva su fe.
En septiembre comenzó la novena para la preparación de la fiesta patronal de Nuestra Señora de La Merced con un pasacalles. Durante nueve días la Virgen caminó las calles de la ciudad visitando distintos barrios y asentamientos humanos. Celebramos la misa, bautismos y veladas cada noche. Todo preparado con mucho cariño por las familias y tantas instituciones y autoridades que participaron. Nos convocó el lema: Con María cuidamos a la mujer amazónica». Hemos reflexionado mucho durante toda la novena.
Y el 24, luego de la Vigilia con un recital del coro parroquial comenzamos la gran fiesta y procesión. Hicimos memoria de quienes guiaron nuestro caminar como parroquia durante los últimos 50 años: el P. Real con su presencia y cercanía y la hna Martha con su inclusión y cuidado de los más pobres. Con gran alegría recibimos y escuchamos un mensaje de la hna Martha. Queremos seguir esas huellas y soñar junto al Papa Francisco, tan cercano a nuestra parroquia, una Iglesia con rostro amazónico. Finalmente, la gran procesión renovó la alegría de todos: La Virgen de la Merced acompaña cada día nuestro caminar.
Y en octubre comenzamos el mes morado. Cada noche entre una a siete familias llevaban sus cuadros del Señor de los Milagros a la misa y luego invitaban a todos a rezar el rosario en sus casas y compartir una velada. El 28, cientos de personas, entre ellas autoridades, la banda municipal, personal de la 35 Brigada de Selva nos reunimos a renovar nuestra alianza con el Señor de los Milagros. Celebramos la misa y la gran procesión por las calles de nuestra ciudad.
Dos meses que renovaron nuestra fe con la certeza de sabernos queridos y perdonados por Jesús, el Señor de Los Milagros y por su mamá y nuestra mamá María, la Virgen de la Merced.
Matías Viñas