El 3 de abril del año 2024, la avioneta de la FAP aterrizó en las navegables aguas del Rio Putumayo en Soplín Vargas (Frontera con Perú- Colombia). Mucha gente se acercó para ver los movimientos del hidroplano y recibir alguna encomienda proveniente de la ciudad de Iquitos que por suerte puede llegar rápido ya que demora entre 15 a 20 días el giro. El encargado del Puesto de Misión (Padre Fernando) me recibe cordialmente con una cálida bienvenida en el puerto.
Nos dirigimos a la casa misionera, el responsable me orientó: cómo es el manejo de la casa, la economía, las tareas pastorales, etc. Luego con el objeto de conocer más sobre el modo de vivir, nos dirigimos hacia el Puerto Leguizamo (Colombia), me presentó a otros sacerdotes miembros de su Congregación, la cual me dieron alojamiento, comida, y una calurosa amistad durante tres días. Ahí pude conocer que Soplin Vargas y Puerto Leguizamón son dos pueblos muy unidos, y ambos intercambian sus mercancías, existe dos monedas ente ellos (pesos colombianos y soles peruanos), no hay necesidad de control policial entre ambos, todo es armonía, ya que “el río no nos divide, sino que nos une, por tal motivo intentamos tejer puentes tanto en las fronteras geográficas, eclesiales y existenciales en medio de 40 comunidades”.
En fin, he llegado bien, con las ganas de emprender una misión encomendada por el VASJA. Nueva realidad, nueva organización pastoral, nueva situación geográfica, sin embargo, ahí estamos para dar lo que tenemos y podemos. Quera Dios que se haga su voluntad y no la mía. Muchas gracias.
Jimmy Goñas Ordoñez