Parroquia Nuestra Señora de la Merced
Equipo misionero
Reseña Histórica
Situado sobre el Amazonas, a las fronteras del Perú con Colombia y Brasil, este pueblo se esconde cerca del lago de Caballo Cocha. Una distancia de 260.2 millas lo separa de Iquitos.
Según la leyenda conocida y que nos relata Cesar Lequerica en su pequeño libro Sachachorro, existía antiguamente en el lugar donde está el lago actual un pueblo que un desbordamiento extraordinario del Amazonas inundó totalmente, dejando en el mismo lugar un inmenso lago. Caballo Cocha, nombre que despierta la curiosidad de todos, tiene su origen de esta misma leyenda que relata que en ciertas noches, salía del lago un enorme caballo cuyos relinchos sembraba el terror en los habitantes de los alrededores; de ahí el nombre Caballo-Cocha, Caballo y Cocha (lago).
El origen del pueblo actual está envuelto en tinieblas. El documento oficial más antiguo que ha sido descubierto es un certificado de bautismo fechado de 1845 y que empieza con estas palabras; «En la Iglesia de este pueblo…» En su tercer libro de la historia del Perú, Raymondi señala que «en este lugar pintoresco hace treinta años» es decir antes de su viaje a Caballo-Cocha en el Pastaza en 1869, «no existía ningún pueblo»… Es solamente en 1845 que el vicario Pedro Celestino Flores fundó, en la ribera del pequeño río que sirve de desembocadura al lago, el pueblo que lleva el mismo nombre, Caballo Cocha. Su población se componía de alrededor de 275 nativos ticunas y de algunos murichinos. Solamente hacia 1860 los mestizos empezaron a establecerse.
Los primeros años de su existencia conocieron un pronto desarrollo. Ya en 1869 este pueblo contaba con 400 habitantes. A fines del siglo XIX Caballo-Cocha llegaba a su apogeo con la explotación del caucho. Estratégicamente situado, era el centro de actividad y de riquezas. Alcanzó una población de cerca de 4000 habitantes. Desgraciadamente la caída inesperada de los precios del caucho le dio un golpe mortal. Según un empadronamiento local de 1935 por el p. Avencio Villarejo O.S.A., la población era solamente de 550 habitantes. Desde entonces, esta población se debate entre la decadencia y la adaptación. Sin embargo, un débil esfuerzo de levantamiento parece ejercerse desde algunos años. En efecto, en el censo del distrito de Ramón Castilla en 1951, Caballo Cocha, su capital desde 1893, contaba con una población de 683 habitantes. Recientemente, el p. Anselmo Descary, franciscano canadiense, empadronaba en los archivos de la parroquia una población de 700 habitantes. El padre se impuso él mismo la tarea de hacer este censo local.
Según los ancianos la iglesia anterior de Caballo-Cocha, construida en 1900, reemplazaba a una capilla de pona cuya fecha de construcción no es posible precisar. Esta última reemplazaba a otra construida hacia el fin del año de 1845, de modo que existía al menos una capilla. Cuatro templos de Dios hicieron la gloria de Caballo-Cocha. De toda evidencia, la fe católica es la hermana melliza de su historia. Es alrededor de esta iglesia que se agrupa la población actual. Las casas rodean una plaza pública en el centro del cual se levanta un monumento «al soldado carguero» en recuerdo del pobre soldado nativo que debía llevar en hombros, a través de la Selva, víveres y municiones durante el conflicto con Colombia (1932-1933). Una pista de cemento rodea a este humilde monumento.
El R.P. Mariano Bonin fue el primer canadiense en encargarse del puesto de misión, el 27 de Julio de 1946. En seguida se puso a la obra de restaurar la iglesia y su propia residencia. Más tarde sus esfuerzos se centralizaron totalmente en la preparación de una residencia para una comunidad religiosa española, las Siervas de San José, que llegaron a Caballo-Cocha el 12 de Junio de 1954. Estas religiosas tomaron a cargo la dirección de la escuela para mujeres. La enseñanza religiosa de los varones era a cargo del padre cura. Dos salas parroquiales testimonian igualmente del inmenso trabajo realizado por el reverendo padre.
Durante largos años, el pueblo pudo beneficiarse de un alumbrado precioso, gracias a la generosidad de su párroco. Este detalle y muchos otros determinaron el Consejo Provincial de Caballo Cocha, el 28 de Julio de 1952, a otorgar al R.P. Mariano un diploma de «honor al mérito».
Hoy, Caballo Cocha se perfila como uno de los pueblos mejor organizados de la Selva. Goza de un gobernador, un juez de paz, una Municipalidad, un puesto de policía, un banco y un pequeño hospital, dos escuelas primarias para varones y para mujeres y un generador eléctrico desde Julio de 1958. Igualmente es uno de los pocos pueblos de esta región amazónica que se han beneficiado de un sacerdote con residencia. Los archivos de esta parroquia conservan una lista de 38 sacerdotes que se sucedieron desde su fundación y desplegaron un celo sostenido por el desarrollo material y espiritual del pueblo y de los alrededores. Su semilla ha producido ya dos vocaciones sacerdotales y agustinas.
TRADUCCION DEL CAPITULO 111 p. 77 a p. 110 del Libro «COUPS DE RAME» de GAETAN LAVOIE O.F.M. QUEBEC 1960.