Llegada de los misioneros del IEME al Estrecho

El pasado 10 de julio, en horas de la mañana, los padres Ángel Almansa y Pablo Jareño llegaron a la parroquia San Antonio del Estrecho, su nuevo destino para los próximos años. Fueron recibidos en la misma pista del aeropuerto por una comitiva integrada por misioneros, agentes de pastoral, autoridades y alumnos de la residencia estudiantil “Angélica del Niño Jesús”. A continuación se trasladaron a las puertas del internado, donde ante una pancarta conmemorativa recibieron el saludo del responsable del puesto de misión, d. Félix Sosa, y pudieron también expresar su agradecimiento y alegría.

Estos dos sacerdotes españoles formaban parte del grupo de cuatro que en el mes de marzo realizaron una breve visita a Estrecho para conocer el lugar, de cara a una eventual decisión de trasladarse allí para compartir la misión del Vicariato. Solo cuatro meses más tarde, su institución, el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME), les ha enviado a la Amazonía del Perú y ya forman parte de nuestra familia vicarial. Además, en octubre llegará el padre Javier Pla, que completará el equipo sacerdotal del Estrecho.

Al día siguiente, el domingo 11, los nuevos presbíteros fueron presentados a la comunidad parroquial en la celebración de la Eucaristía, presidida en esta ocasión por el vicario general, p. César Caro. El pueblo de Dios manifestó su agradecimiento y su expectativa a los recién llegados, y comenzó a quererlos. Y ellos expresaron su alegría, su ilusión y ganas de aprender en esta nueva experiencia misionera.

En la tarde, y presidida por quien sigue siendo el responsable del puesto, e sr. Félix Sosa, tuvo lugar un almuerzo fraterno y una reunión con el Consejo de Pastoral y algunos miembros de la comunidad. En este encuentro el diálogo se centró acerca de la parroquia, la pastoral, las visitas a las comunidades, y en especial aquellos aspectos en los que el equipo pide a los padres Pablo y Ángel implicarse más de lleno.

Por la noche los nuevos sacerdotes estaban invitados a cenar en el internado, y fueron agasajados con el cariño y el reconocimiento de los jóvenes. Una bonita manera de comenzar su aventura en el Putumayo.