🟢Nuestro Vicariato, presente en el funeral homenaje a Pedro Laur

🍃El pasado enero fallecía en Francia el p. Pedro Laur, clérigo de San Viator y misionero en el Perú durante cuarenta años. Con este motivo, el 7 de febrero se celebró en la parroquia de Collique (Comas), en Lima, un homenaje a este destacado y muy querido misionero.
🌿El encuentro estuvo presidido por el cardenal Pedro Barreto, acompañado por el responsable de los Clérigos de San Viator en Perú, hno. David Cuenca y numerosos amigos y compañeros del p. Pedro durante su trayectoria en Lima, en la pastoral obrera, en la Amazonía, y por supuesto en la parroquia de Collique, donde trabajó incansablemente. Nuestro vicariato estuvo representado en este evento por el vicario general, p. César Caro, la misionera Dominik Szkatula, las antiguas compañeras del p. Pedro en la misión de Orellana Bertha Quiñones y Octaviana Oblitas, y algunas otras personas naturales de nuestra zona.
🍃Tras llegar a Perú en 1972 y comprometerse a fondo en el movimiento obrero, el p. Pedro Laur se trasladó a la selva en 1983. Su primera experiencia fue en Orellana y en el cercano caserío Portugal. Posteriormente, se insertó en un barrio popular de Iquitos, desde donde trabajó en la Casa Campesina y se hizo responsable de las Escuelas Campesinas.
🌿En 1992, por encargo del entonces obispo de nuestro vicariato, abrió el Seminario de Filosofía en Punchana (Iquitos), así como también enseñó en el Seminario Mayor de Requena. En 1997, alternando estas tareas formativas, el p. Pedro entró a colaborar en la Radio La Voz de la Selva, como asesor y en la formación sociopolítica y humana del equipo de trabajo. Así mismo, realizó su ministerio sacerdotal en la parroquia San Pedro Pescador de Iquitos hasta el 2001, año en que regresó a Lima. Dejó definitivamente el Perú en agosto de 2012.
🍃Su talla humana y espiritual fue remarcada en las diferentes intervenciones durante la celebración de la Eucaristía. Bertha Quiñones recordó su fácil inculturación en la selva, su cercanía al pueblo sencillo, la experiencia de ser equipo misionero en plena igualdad entre sacerdote y laicos, y el trabajo incesante por la promoción de los animadores. El clima de reconocimiento, cariño y gratitud por la vida del p. Pedro Laur dominó también el compartir posterior. Su testimonio y su recuerdo quedarán para siempre en nuestros corazones.