


Fue muy emocionante comprobar cómo se recordaba en las comunidades a los misioneros y misioneras que visitaron previamente las comunidades. Los nombres de Dominik, el padre Lamberto o las hermanas Marta y Sol brotaban espontáneamente en las conversaciones envueltos en palabras de cariño.
Pero después de tanto tiempo sin acompañamiento, la realidad en las comunidades ha cambiado. Los moradores solicitaban que se retomaran las visitas, los encuentros de agentes de pastoral, las capacitaciones, los talleres… Es mucho el trabajo el que queda por delante. Es necesario revitalizar la vida de fe en las comunidades y para eso es vital que haya un equipo de agentes de pastoral dinámico y comprometido. En esa línea se intentará trabajar desde el puesto de misión de Tacsha, intentando hacer presente a Jesús Resucitado en esta zona de la cuenca del Napo.



