Ha sido un mes muy intenso donde los y las participantes han convivido unidos por unas actividades que les ayudan a profundizar en sus raíces culturales, abonarlas y hacerlas crecer en su personalidad. Cuando miramos que la ideología dominante se convierte en un rodillo que todo lo iguala, es gratificante ver el interés de facilitadores y jóvenes por elaborar platillos acordes a las posibilidades de nuestra selva. La afición a las danzas originarias donde se transmiten los saberes ancestrales. Poder plasmar nuestros paisajes, flora y fauna en un lienzo y, por último, hacer sus propias artesanías con semillas autóctonas o reciclar elementos contaminantes. Seguiremos sembrando porque tenemos buena tierra en estos chicos y chicas.

“Fu un espacio con los estudiantes, dónde los docentes mostraron sus conocimientos en el arte de elaborar artesanías, cocina, pinturas, lengua Murui y danzas” – cuenta Zayra Ríos Dahua, lideresa de FECONAFROPU, parte del equipo organizador – Los estudiantes mostraron un alto nivel de aprendizaje y compromiso en cada área, fue así que pudimos identificar algunos jóvenes muy interesados en cada área. Me quedo con una gran satisfacción de haber compartido mis técnicas y conocimientos acerca de elaboración de artesanías con los niños y adolescentes.

“La parroquia debe continuar con los talleres, porque así podemos ir sensibilizando poco a poco a más jóvenes, ya que en estos tiempos se ve desviando por el mal camino a los jóvenes, además son espacios muy útil para la vida diaria, donde nos ayudara que en casa también podemos practicar lo aprendido y nuestros productos podemos sacar a la venta en varios espacios, y ya estamos haciendo un ingreso económico”- añade Zayra.