
🟢Hoy comienza la cumbre contra el cambio climático en Brasil. Un evento que reunirá a científicas y representantes de 100 países para actualizar los planes de acción frente a la crisis climática que sufrimos por la emisión de gases de efecto invernadero. Si bien el problema está focalizado, la manera de abordarlo por parte de los países desarrollados ha ido cambiando el discurso para pasar del objetivo de acabar con el cambio climático a pedir frenarlo, para acabar pidiendo mitigar sus efectos.
🍃La emisión de gases de efecto invernadero que produce el uso de combustibles fósiles ha causado un aumento en la temperatura global que ha terminado afectando al clima en todo el planeta, aunque los peores efectos son visibles en los países más empobrecidos. Los océanos se calientan, los polos se derriten, y el cambio de estaciones ha desertificado zonas enteras donde sus habitantes se ven forzados a migrar por hacerse imposible una vida agrícola o ganadera donde vivieron pueblos por generaciones.
🍃Este cambio climático empieza a hacerse patente en el bioma más importante del planeta: la selva amazónica, y es algo vívido que reflejan los propios indígenas, que ante los cambios de ciclos de lluvia y crecida o bajada del río, se ven incapaces de mantener sus cosechas a salvo. La selva amazónica ha iniciado un proceso de cambio a sabana que, de no actuar pronto, va a terminar siendo irreversible.
🍃Una reflexión necesaria, previa a la cumbre, es que son precisamente los países que menos emiten los que sufren las peores consecuencias, mientras que los países ricos industrializados se enriquecen mientras contaminan de manera impune. La responsabilidad en el cambio climático no es global, porque atiende a la renta, son los ricos quienes más contaminan y los pobres quienes padecen sus efectos. A lo anterior se debe añadir que existe una industria innecesaria e inhumana que contamina en exceso y cuyos productos no causan bien alguno a la población: la industria militar.
🍃El problema de la COP 30 es que, más allá de las bondades de los discursos, los hechos no se corresponden con la gravedad del peligro, por lo que los planes que acaban presentándose no suponen cambios significativos en los efectos que padecemos. Según estimaciones recientes, el mundo tendría que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en unas 31 gigatoneladas para 2030 a fin de mantener el calentamiento global dentro del límite de 1,5 °C. Sin embargo, incluso teniendo en cuenta las NDC actualizadas y otros compromisos ya anunciados, la reducción prevista no supera las 2 gigatoneladas.
🍃A lo anterior hay que sumar un grave problema en occidente, la imposibilidad de crecer económicamente y frenar la contaminación al mismo tiempo, ha llevado a algunos gobiernos a negar el cambio climático para continuar con su desarrollo capitalista, más allá del daño ecológico y humano que ello cause. La nueva ola reaccionaria recibe grandes cantidades de dinero de industrias y petroleras para negar la evidencia, evitando así cualquier compromiso en favor de la vida y el planeta. El ejemplo más importante es el país de Trump, segundo más contaminante del planeta, que se niega a aplicar ningún tipo de restricción a sus industrias.
🍃Afrontando con escepticismo esta cumbre, confiamos que la urgencia que hace patente la ciencia pueda servir para un giro copernicano en la perspectiva global sobre el cambio climático, aunque la experiencia nos lleve a pensar lo contrario. Quizás, mientras sigamos en un sistema capitalista que justifica el fin del crecimiento y el beneficio económico por encima de los medios contaminantes y explotadores de naturaleza y personas quepa poco que esperar de estas cumbres, quizás con cumbres que evidencien los efectos de un sistema contrario a la vida humana y ecológica, los pueblos se movilicen y sus gobiernos se conviertan a una economía que ponga la vida en el centro, y pueda detener la locura productivista y el cambio climático que causa, para conservar nuestro planeta, el único en que la vida es posible.
✍️P. Pablo Jareño López



